Diary Entry # 17: The Lady Who Could Not Hear
One Sunday after Mass an elderly lady complained to me that she could not hear the announcements about upcoming parish activities customarily made at the end of Mass. We usually put these announcements in the parish bulletin, or on the website, and reinforce them with a verbal announcement at the end of Mass. Often we post flyers on the bulletin boards near the entrances to the church reinforcing these announcements. Making announcements at the end of Mass is a bit disruptive, but it is a necessary evil as many parishioners don’t read the weekly parish bulletin, don’t visit the website, don’t read the notes on the bulletin boards, and don’t listen to the announcements at the end of Mass. Sometimes they simply are not interested. Thus, it can be difficult to communicate information to the parish. Some parishioners complain that I don’t communicate well with them.
So it goes.
I explained to the lady that she might consider sitting in a different spot in the church, as the sound is better in some parts of the church than in others. It should be noted that the proper functioning of the voice amplification system is a constant source of headache to the pastor. There are always those who complain that the sound in the church is too loud, and those who complain that they can’t hear what is being said. Anyone can see that this is to be expected as different people have different capacities to hear. One thing is certain; it is the pastor’s fault.
The afore-mentioned lady explained that her hearing aids did not work well and that my amplification system did not work well. A perfect storm if you are an old lady with poor quality hearing aids and an inner-city pastor with no money for a state of the art $35,000 audio system. Perfect storms usually leave in their wakes perfect messes.
I explained to the lady that all the announcements made at the end of Mass on Sunday were also to be found printed in the parish bulletin, and in notices posted on the bulletin boards at the entrances. She insisted that they were not. I said, “How do you know that the announcements made at the end of Mass are not in the parish bulletin if you cannot hear them?” This seemed a reasonable question to me.
She doesn’t come here anymore.
So it goes.
Entrada del diario #17
La Dama con Problemas de Audición
Un domingo después de la Misa, una anciana se quejó de que no podía escuchar los anuncios sobre las próximas actividades parroquiales que habitualmente se hacen al final de la Misa.
Por lo general, colocamos estos anuncios en el boletín parroquial, en el sitio web y además los reforzamos con un mensaje verbal que anuncio
al final de las Misas. También colocamos volantes en los tableros de anuncios cerca de las entradas de la iglesia para reforzar dichas comunicaciones.
Hacer anuncios al final de las Misas es un poco perturbador, pero es un mal necesario ya que muchos feligreses no leen el boletín parroquial semanal, no visitan el sitio web, no leen las notas en los tableros de anuncios y no escuchan los anuncios que se hacen al final de las Misas.
A veces simplemente no les interesa. Por lo tanto, puede ser difícil comunicar información de la parroquia, y algunos feligreses se quejan de que no me comunico bien con ellos. ¡Así es la vida, ¿que le vamos a hacer?
Le expliqué a la dama que podría solucionar su problema si considerara sentarse en un lugar diferente de la iglesia, ya que el sonido es mejor en algunas partes de la iglesia que en otras.
Cabe señalar que el buen funcionamiento del sistema de amplificación de voz es una fuente constante de dolor de cabeza para el párroco. Siempre hay quienes se quejan de que el sonido en la iglesia es demasiado alto y quienes se quejan de que no pueden oír lo que se dice. Cualquiera que sea la situación, esto es de esperarse ya que diferentes personas tienen diferentes capacidades para oír, pero de lo que si estoy seguro es que “la culpa la tiene el párroco.”
La señora antes mencionada me explicó que tanto sus audífonos como mi sistema de amplificación no funcionaban bien. La situación de esta anciana es extremadamente difícil. Sus audífonos no funcionan y este párroco urbano no cuenta con los medios necesarios ($35,000.00), para adquirir un equipo de sonido que este a la altura de las circunstancias. Como sabemos estos desconciertos suelen acarrear serios disturbios.
Le expliqué a la anciana que todos los anuncios que se hacían al final de la Misa del domingo, además de que se encontraban impresos en el boletín semanal, también están disponibles en los avisos a las entradas de la Iglesia. Ella insistió en que esto no era cierto. Entonces le pregunté: “¿Cómo sabes que los anuncios que se hacen al final de la Misa no están en el boletín parroquial si no puedes oírlos?”. Me pareció una pregunta razonable. Desde ese día ya no la veo en la Iglesia. Así son las cosas! ¡Que le vamos a hacer!