“Happiness is anyone and anything at all that’s loved by you.” So say the words of a song from the musical You’re a Good Man Charlie Brown. While this definition of happiness may elicit a warm, fuzzy feeling from those who see the musical, it was not particularly useful during a debate in my theology class at Kolbe Cathedral High School some years ago.
As we discussed the many and varied aspects of the Sacrament of Matrimony I pointed out the need on the part of the couple to intend to be married permanently and to be faithful to one another, as well as their intention to be open to life. These intentions, along with other factors, distinguish the Sacrament of Matrimony from a simple contractual arrangement between two people. Once the Sacrament of Matrimony is exchanged it is considered permanent. One cannot get “un-baptized”, un-confirmed”, or “un-married” from this sacramental perspective. This explanation led to a lengthy discussion of divorce, the annulment process, and many other related issues, including the happiness of the couple. If people are unhappy in their marriage, argued one student, they should be able to leave that marriage and enter another one. Unfortunately, this happens all the time, and seems reasonable enough on the surface, but we need to be a little clearer in our thinking. What exactly is “happiness”? My student defined “happiness” as essentially “doing whatever you want”. Some would add, “as long as it doesn’t hurt anyone else”. If I am not happy with my spouse, should I not be able to leave him or her and go live with someone with whom I am happier? It took me awhile to steer the students away from thinking about their own happiness toward thinking about someone else’s. For example, I told them a story of a married couple with two young children who seemed “happy” until one of the spouses “fell in love” with someone else and left marriage and children to be “happier”. The spouse left behind and the two children were devastated (i.e. not so happy). All sorts of similar cases are imaginable. When someone steals my car and gets away with it he is happy, but I am not too happy. Why is it that so many movie star types do whatever they want but are clearly not happy? Perhaps we need a better definition of happiness than “doing whatever I want” I suggested a Christian definition: Happiness is doing what God wants me to do. Now, at first glance this definition is not particularly appealing to teenagers (or grownups either). They already “have” to do what mom and dad (the boss) want them to do and it never makes them very “happy”. But in fact, when we reason that God loves us and only wants the best for us, it becomes clearer that to live the way God would have us live will make us happiest. If we consider Aristotle’s understanding of happiness (eudaimonia) as “that activity of the soul that functions in accord with excellence”, or “life lived in accord with intellectual and moral virtue”, we can see that happiness results from doing what we ought to do, or what we were created to do, rather than from doing what we mistakenly think we want to do. In the end I was not able to convince my 15 year-old student that her notion of happiness is incomplete. But I was able to help her see things from another point of view. God willing she will have many years to learn the true meaning of happiness and to enjoy it forever. |
Algunos definen la felicidad como “alguien o cualquier cosa que sea amada por ti.“ Esto es lo que nos dice la letra de una canción de la obra de teatro “Tu eres un buen hombre, Charlie Brown.” Esta definición pueda que provoque una tierna y mullida sensación para los que vean la obra, pero no sirvió de mucho durante el debate en mi clase de teología de hace algunos años en la Kolbe Cathedral High School . Al discutir los muchos y variados aspectos del Sacramento del Matrimonio, yo señalaba la necesidad por parte de la pareja de intentar permanecer casados permanentemente (toda la vida), ser fieles el uno al otro, y al mismo tiempo, estar de acuerdo para procrear. Uno no puede des-bautizarse, des-confirmarse o des-casarse desde la perspectiva sacramental. Esta explicación dio paso a una extensa discusión sobre el divorcio, el proceso de anulación, y muchos otros aspectos relacionados, incluyendo la felicidad de la pareja. “Si la pareja no es feliz en el matrimonio,” me decía una estudiante, “deben tener la opción de divorciarse y volver a casarse.” Desafortunadamente, estas situaciones se presentan todo el tiempo, y parece lo suficientemente razonable en la superficie, pero debemos ser un poco mas claros en este pensamiento: ¿Que es exactamente la felicidad? Mi alumna definió “la felicidad” como esencialmente “hacer nuestra voluntad”, algunos añadirán: “siempre y cuando no dañes a nadie”. Si no estoy contenta(o) con mi esposo(a), ¿no tengo el derecho a dejarlo(a) y buscar a alguien que me haga feliz? Me tomó algún tiempo hacer que mis alumnos cambiaran su manera de pensar, ya que estaban pensando en su felicidad sin pensar en la felicidad de otra persona. Les conté la historia de un matrimonio con dos hijos que parecían felices, hasta que un día uno de los esposos se enamoró de alguien más y dejó a la esposa y a los hijos para que “fueran felices”. La esposa y los hijos quedaron devastados (no felices). Cuando alguien me roba mi automóvil, está persona esta contenta, pero yo, ¡no lo estoy! ¿Porque es que muchas estrellas de cine hacen lo que les da la gana y claramente no son felices? Puede ser que necesitemos una mejor definición de “felicidad” en lugar de “hacer lo que me dé la gana”. Les sugerí una definición Cristiana: “La felicidad es hacer lo que Dios quiere que haga.” A simple vista esta definición no resulta atractiva para adolecentes (o adultos). De por si ya tienen que hacer lo que mamá y papá les ordenan, y esto no los hace “felices”. Pero de hecho cuando razonamos que Dios nos ama y solo quiere lo mejor para nosotros , es claro que vivir de la manera en que Dios quiere que vivamos nos hará mucho mas felices. Sin consideramos lo que Aristóteles definía como “felicidad” (eudaimonia) “la actividad del alma que funciona de acuerdo con la excelencia:, o “la vida vivida de acuerdo con las virtudes intelectuales y morales”, podemos ver que la felicidad es el resultado de hacer lo que debemos hacer, o hacer todo para lo cual fuimos creados, en lugar de hacer lo que equivocadamente creemos que debernos hacer. Regresando a nuestra pregunta de la felicidad de los esposos, todo el que ha sido casado o a crecido con sus padres casados , sabe que no todos los momentos del día son “felices”. Los esposos pasan por periodos difíciles, al igual que monjes, sacerdotes, monjas y en realidad todo ser humano. Existen casos en los cuales sencillamente no es posible que los esposos puedan vivir juntos, pero trabajar juntos durante los días “infelices”, es parte de lo que significa amar a alguien y ser feliz. La felicidad de aquellos que se esfuerzan por hacer lo que deben hacer, es completamente diferente de a la felicidad de aquellos que creen que la felicidad es tener la libertad de hacer “lo que les de la gana”. Al final del debate, no pude convencer a mi alumna quinceañera de que su noción de felicidad está incompleta, pero si pude hacerle ver las cosas desde otro punto de vista. Espero en Dios que tendrá muchos años por delante en los que aprenderá el verdadero sentido de la felicidad y será cuando pueda disfrutar para siempre. |