October: Month of Mary, Month for Life

Certain fundamental principles underlie all the Church’s teachings on life. One of these principles, that human life begins at the moment of conception, is found in the doctrine of Mary’s Immaculate Conception.
The doctrine of the Immaculate Conception declares that Mary (not Jesus), at the first instant of her conception in the womb of her mother, was preserved from all stain of original sin. This immunity from the stain of original sin was a special grace from God. Our interest at the moment lies not in how or why Mary was so conceived. Instead, we note that only human persons are directly affected by original sin. Mary was a human person. The fact that Mary was preserved free from the stain of original sin from the first instant of her conception indicates to us that Mary was a human person from the first instant of her conception; not simply a mass of tissue, a pregnancy, or a fetus. She was a human person from the first instant of her conception in the womb of her mother. Therefore it follows that all human persons are persons from the first instant of their conception and are to be treated as such. They have a right to live in the womb, to be born into the world, and to live out their lives until natural death. There are no exceptions to this teaching.

While the slogan “My body, my choice” rings in our ears, it is interesting to note the conflict in our nation’s civil law regarding the understanding of the child in the womb. When a woman chooses to abort her child it is perfectly legal (within certain limits). But, when a pregnant woman is murdered, her killer may be charged with two counts of murder: one for the mother, and one for the unborn child. One must conclude from this that if the mother wants to kill her child it is acceptable, but if someone else kills the child it is not acceptable. This is not reasonable. Either the child has a right to life or he/she does not. One wonders what the child in the womb would have to say about it if he/she could speak?

The fact that the life of every human person begins at the instant of conception is one of the fundamental teachings of the Church regarding life. As we have seen, this teaching has as one of its strongest supporting arguments the example of the most sublime of human lives: the life of the Blessed Virgin Mary. Pray the Rosary for life during the month of October!

Ciertos principios fundamentales son la base a todas las enseñanzas de la Iglesia sobre la vida. Uno de ellos es “que la vida humana comienza en el momento de la concepción.” Este principio se encuentra en la doctrina de la Inmaculada Concepción de María.
La doctrina de la Inmaculada Concepción nos dice que María (no Jesús), en el primer instante de su concepción en el vientre de su madre, fue preservada de toda mancha del pecado original. Esta inmunidad de la mancha del pecado original fue una gracia especial de Dios. Nuestro interés en este momento no radica en cómo o por qué Mary fue concebida. En cambio, notamos que solo las personas humanas están directamente afectadas por el pecado original. Mary era una persona humana. El hecho de que María fue preservada de la mancha del pecado original desde el primer instante de su concepción nos indica que María fue una persona humana desde el primer instante de su concepción; no simplemente una masa de tejido o un feto. Era una persona humana desde el primer instante de su concepción en el útero de su madre. Por lo tanto, se deduce que todas las personas humanas son personas desde el primer instante de su concepción y deben ser tratadas como tales. Tienen derecho a vivir en el útero, a nacer en el mundo y a vivir sus vidas hasta la muerte natural. No hay excepciones a esta enseñanza.

Si bien el lema "Mi cuerpo, mi elección" suena en nuestros oídos, es interesante notar el conflicto en la ley civil de nuestra nación con respecto al niño en el útero. Cuando una mujer elige abortar a su hijo, es perfectamente legal (dentro de ciertos límites). Pero, cuando una mujer embarazada es asesinada, su asesino puede ser acusado de dos cargos de asesinato: uno para la madre y otro para el feto. De esto se concluye que si la madre quiere matar a su hijo, es aceptable, pero si alguien más mata al niño, no es aceptable. Esto no tiene sentido. O el niño tiene derecho a la vida o no lo tiene. Uno se pregunta qué diría el niño en el útero si pudiera hablar.

El hecho de que la vida de cada persona humana comience en el momento de la concepción es una de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia con respecto a la vida. Como hemos visto, esta enseñanza tiene como uno de sus argumentos de apoyo más fuertes el ejemplo de la vida humana más sublime: la vida de la Santísima Virgen María. ¡Reza el Rosario por la vida durante el mes de octubre!