Dairy Entre # 19 Full Moon
I was sitting in a chair looking out the window praying my rosary this morning at about 5:00 am when I noticed that the moon was full. A full moon always brings to my mind a number of things which are not necessarily related. The first thing I thought about this morning when I saw the full moon was Easter. The date of Easter changes every year and is fixed according to a set formula. It is celebrated on the first Sunday after the first full moon after the vernal equinox (March 21st more or less). The full moon reminded me that, in the midst of the coronavirus chaos, we are almost to the joy of Easter, although we must first make our spiritual journey through the other events of Holy Week.
Another thing I always think about when I see the full moon is a book I read many years ago called “The Moon is a Spaceship”. I am not making this up. The book was written back in the late ‘70s or so in the middle of one of those UFO crazes. It tried to make the case that the moon is really a giant UFO filled with extraterrestrials poised to take over the earth. It was the ‘70s, after all.
There is also a John Steinbeck novel I remember called “The Moon is Down”. Not one of his better efforts, in my opinion. There’s another book I think about when I see a full moon. It was written by a southern author named Jesse Stuart and is titled “Hie to the Hunters”. The book made a big impression on me when I was young, and the copy I owned had an illustration of a full moon on the cover. Funny how the mind works.
But, (and this disturbs me greatly to recount), when I see the full moon I inevitably think of a Fifth-Grade classmate whom, at the time, we called “Full Moon”. We named her Full Moon because she was a big girl. It never occurred to me at the time, many years ago (thank God), how absolutely mean it was to call her that. Kids can be like that sometimes. Grownups can, too. I don’t even remember what her real name was. I have no idea if she is still living. I can’t imagine how much we must have hurt her, without even thinking about it, by naming her so. But today, whenever I see that the moon is full, I think of her, and I say a prayer for her; that girl whose name I can’t remember and maybe never even knew. I also pray that the Lord will have mercy on me. May He who makes all things new make each of us new during this Holy Season.
Entrada del Diario # 19 Luna llena
Estaba sentado en una silla mirando por la ventana rezando mi rosario esta mañana a eso de las 5:00 am cuando noté que la luna estaba llena. La luna llena siempre trae a mi mente una serie de cosas que no necesariamente están relacionadas. Lo primero que pensé esta mañana cuando vi la luna llena fue la Pascua. La fecha de Pascua cambia cada año y se fija según una fórmula establecida. Se celebra el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio vernal (21 de marzo más o menos). La luna llena me recordó que, en medio del caos
del coronavirus, estamos casi en la alegría de la Pascua, aunque primero debemos hacer nuestro recorrido espiritual por los demás eventos de la Semana Santa.
Otra cosa en la que siempre pienso cuando veo la luna llena es en un libro que leí hace muchos años llamado “La luna es una nave espacial”. No estoy inventando esto. El libro fue escrito a finales de los años 70 en medio de una de esas locuras por los ovnis. Trató de argumentar que la luna es realmente un OVNI gigante lleno de extraterrestres listos para apoderarse de la tierra. Eran los años 70, después de todo.
También hay una novela de John Steinbeck que recuerdo llamada "La luna está abajo". No es uno de sus mejores esfuerzos, en mi opinión. Hay otro libro en el que pienso cuando veo la luna llena. Fue escrito por un autor sureño llamado Jesse Stuart y se titula “Hie to the Hunters”. El libro me causó una gran impresión cuando era joven, y la copia que tenía tenía una ilustración de una luna llena en la portada. Es curioso cómo funciona la mente.
Pero, (y esto me inquieta mucho contarlo), cuando veo la luna llena pienso inevitablemente en una compañera de Quinto Grado a la que, en su momento, llamábamos “Luna Llena”. La llamamos Luna Llena porque era una niña grande. Nunca se me ocurrió en ese momento, hace muchos años (gracias a Dios), lo absolutamente malo que era llamarla así. Los niños pueden ser así a veces. Los adultos también pueden. Ni siquiera recuerdo cuál era su verdadero nombre. No tengo idea si ella todavía está viva. No puedo imaginar cuánto debemos haberla lastimado, sin siquiera pensarlo, al nombrarla así. Pero hoy, cada vez que veo que la luna está llena, pienso en ella y rezo por ella; esa chica cuyo nombre no puedo recordar y tal vez nunca supe. También oro para que el Señor tenga misericordia de mí. Que Él, que hace nuevas todas las cosas, nos haga nuevos a cada uno de nosotros durante esta Santa Temporada.