The Diary of an Inner-City Priest #9 – El Diario de un Sacerdote Urbano #9

Diary Entry # 9: The Mystery Woman

In the Catholic Church we use the word “mystery” to refer to something for which there is an explanation, but for which we do not have the explanation.  To give a simple, natural example, we know that the pyramids in Egypt were, in fact, constructed.  However, the last time I checked, no one is exactly certain how they were constructed.  This is a mystery.  To give a supernatural example, we know that bread and wine become the Body and Blood of Christ at the hands of a priest at the words of consecration during the Mass.  Theologians have been trying to explain how that happens for two thousand years. There is an explanation, but we don’t have it completely.  It is a mystery.

I go through phases in my life during which I go to bed early and get up very early. During those periods I do different things.  Sometimes I play the piano for hours.  Other times I walk around in the church singing Latin hymns that I have spent years memorizing.  It’s a form of prayer for me.  Sometimes I pray the rosary.  It all depends upon my appetite during that period.

One morning, during one of those periods, probably at 2:00 or 3:00 am, I wandered over to the church.  I turned on just enough lights to move around without falling over something.  As I made my way from the sacristy of the church where I had entered, toward the front doors through the semi-darkness down the side aisle, I heard a voice.  It sounded like a woman singing softly.  Guided by my ear, I made my way toward the sound and found an elderly woman in a wheelchair sitting in the entryway near the front doors of the church.  I was startled, to say the least.

I asked the woman, “Is everything alright?”  “Yes”, she said.  I am just sitting here praying”. As we chatted, I noticed that there were no cars in the parking lot; no one seemed to have dropped her off, nor was anyone waiting for her.  “Excuse me”, I said, “but how did you get in the building?”  “Oh”, she replied, “the door was open”.  I checked the doors.  They were locked. I left her to her prayers and returned to my rectory.

Now, it does happen that locked doors get left ajar, and people enter a church which is “locked”.  But not elderly people in wheelchairs at 3:00 am with no apparent means of transportation.  And this did not happen in an inner-city parish; it happened in a suburban one, where no one is ever around the church in the middle of the night as they are in inner-city parishes.

To this day I cannot explain what happened that night.  I was not sleep-walking.  I was perfectly alert.  There is an explanation for all of this, but I don’t have it.  It is a mystery.

 

Entrada de diario # 9: La Dama Misteriosa 

En la Iglesia Católica usamos la palabra “misterio” para referirnos a algo para lo cual hay una explicación, pero que nosotros no podemos explicarlo. Un ejemplo sencillo y natural que ilustra un misterio son las pirámides de Egipto. Sabemos que es un hecho que fueron construidas, pues están allí físicamente, sin embargo, hasta hoy, no se sabe como fueron construidas, es un misterio. También podemos dar un ejemplo sobrenatural: Sabemos que durante la celebración de la Santa Misa, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo en las manos de un sacerdote al pronunciar las palabras de consagración. Durante dos mil años, muchos teólogos han tratado de dar una explicación de este acontecimiento, sin resultados plenos. Sabemos que hay una explicación, pero no la tenemos completa. Es un misterio.

En mi vida, paso por diferentes etapas. Algunas veces me retiro a descansar temprano y me levanto también muy temprano. Durante esos períodos me dedico a distintas actividades. A veces toco el piano durante horas. Otras veces camino por la iglesia cantando himnos en latín que llevo años memorizando. Es una forma de oración para mí. Otras veces rezo el rosario. Todo depende del estado de ánimo en que me encuentre en cada situación.

Una mañana, durante uno de esos períodos, probablemente a las 2:00 o 3:00 am, decidí ir a la Iglesia, me dirigí hacia allá, usé mi llave para abrir la puerta, encendí algunas luces, solo las necesarias para poder ver y no tropezarme con algo. Mientras me dirigía desde la sacristía de la iglesia por donde había entrado, hacia las puertas principales a través de la penumbra por el pasillo lateral, escuché una voz. Sonaba como una mujer cantando suavemente. Guiado por mi oído, me dirigí hacia el lugar de donde venia el sonido y encontré a una anciana en silla de ruedas sentada en la entrada cerca de las puertas principales de la iglesia. Quedé altamente sorprendido, ¡Esto no me lo esperaba!

Me acerqué y le pregunté: "¿Está todo bien?" “Sí”, dijo ella. “Estoy rezando”. Mientras hablábamos, noté que no había autos en el estacionamiento; nadie parecía haberla dejado, ni nadie la estaba esperando. “Disculpe”, le dije, “pero… ¿Cómo entró al edificio?” “Oh”, respondió ella, “la puerta estaba abierta”. Revisé las puertas. Estaban encerradas. La dejé con sus oraciones y regresé a mi rectoría.

Ahora bien, es posible que al cerrar las puertas, éstas queden entreabiertas permitiendo que alguien pueda entrar, pero no hay explicación para que una anciana, en silla de ruedas y a las 3 de la mañana, sin ningún medio de transporte aparente, pueda entrar y tranquilamente se encuentre susurrando himnos como su forma de orar.

Además, deseo enfatizar que esto no sucedió en una parroquia de la ciudad, sucedió en una área rural, donde nunca nadie se aparece en la madrugada, tal y como ocurre con frecuencia en las parroquias urbanas, ¡Y menos en silla de ruedas!

Hasta el día de hoy no puedo explicar lo que pasó esa noche. Yo no estaba sonámbulo. Estaba perfectamente despierto. Se que existe una explicación para todo esto, pero yo no la tengo. Es un misterio.

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