Notes from Fr. Ringley
(Sunday, May 24, 2020) This weekend I want to give you an update on how things look at St. Mary’s at the moment. First, trying to make Mass and Communion available under the circumstances has required a tremendous amount of thought, work and creativity. I am grateful to Deacon Steve who has helped me with the physical end of things, and to all those who have offered suggestions to help us do this better. Ours is not a perfect solution, but it is accomplishing the purpose for which I intended it: to make it possible for parishioners to be present at Mass and to receive the Sacrament of Holy Communion. When I announced our plan last weekend and explained that people would need to make reservations to attend Mass, I had no idea whether 5 people or 500 people would be interested. A few days into this experiment I have learned that the interest in attending Mass outdoors at this moment seems to be very low. There probably are many reasons for this. One of them is that some Masses are outdoors, and some are said by me in alone in the church with opportunity for people to remain on the property outdoors and receive Communion at the proper time during the Mass. This has been very confusing to people, which I understand, but it is the only way we can continue to livestream the Mass to people who need to stay at home. We aren’t able to livestream from outdoors. Obviously, many of our parishioners don’t feel safe coming out yet, which is perfectly understandable. Furthermore, I am sure many parishioners are not aware of what we are doing, which is also understandable. Some have thought that the “re-opening” means we are back in the building. That is not yet part of the bishop’s guidelines. We are doing our best to follow his instructions. For the moment, we will continue as we are and take one day at a time. Additionally, I ask that those who wish to come to Mass outdoors continue to make reservations by phone day by day. When we have a better idea of how things will look after a few more days, we will consider other options. Many are aware that President Trump announced that he wants the churches open immediately. I do not have any idea what that means for us. We have another conference call with the bishop this Thursday. I expect we will know more then. As always, thanks to those who continue to donate and to offer me words of encouragement. Both are greatly appreciated. A brief spiritual thought for this seventh Sunday after Easter In this particular part of the liturgical year we are spiritually “re-living” those nine days between the Ascension and Pentecost that the Apostles and Mary spent in the Upper Room awaiting the coming of the Holy Spirit. According to Acts chapter two, “they devoted themselves with one accord to prayer”. It seems to me that this period between the Ascension and Pentecost is a privileged time of prayer in imitation of the Apostles and Mary. While these nine days are perhaps not the origin of the custom of the nine day “novena” prayer, there is no reason not to use them as such. It seems that the custom of the novena has its origins in the Middle Ages in Spain and France with a preparation of nine days for the Feast of Christmas. The number nine represented the nine months that the Lord spent in the womb of the Blessed Mother. Novenas of this type came to be celebrated in connection with other feasts, especially those of particular saints and the Blessed Virgin ask for particular graces or favors. Oftentimes, these requested graces or favors had to do with the recovery of health. In a time when medical science was not at all well developed, one can imagine that the faithful would readily turn to the saints and the Virgin for help. I would add, that without doubt, in a time when we perceive medical science to be very advanced, many who have contracted any serious disease have turned the Blessed Mother and the saints for help. Many already have turned their attention to these intercessors to plead for their help in this time of Coronavirus. These nine days between the two great events in the life of the Lord and His Church, the Ascension and Pentecost, are surely a privileged time to turn to Our Lady and the saints to petition Our Lord to bring us the rest of the way through pestilence. |
Este fin de semana quiero informarles como se ven las cosas en nuestra parroquia en la actualidad.
Primero, tratar de poner a la disposición de ustedes nuestros feligreses la celebración de la Santa Misa y la Comunión. En las circunstancias en que nos encontramos esto requiere de un arduo trabajo, y mucha creatividad. Agradezco mucho al Diacono Steve que me presto su ayuda en cuanto a la preparación física del lugar, también agradezco a todas aquellas personas que me ofrecieron sugerencias para lograr que las celebraciones se llevaran a cabo de la mejor manera posible. La nuestra no es una solución perfecta, pero deseo que comprendan que mi objetivo es hacer todo lo posible para que ustedes puedan estar presentes en las celebraciones tan de la Santa Misa como de la Sagrada Comunión. Cuando anuncié nuestro plan el fin de semana pasado y les expliqué que las personas tendrían que hacer reservaciones para asistir a misa, no tenía idea de si 5 personas o 500 personas estarían interesadas. Unos días después de este experimento, he comprobado que por ahora no existe mucho interés por parte de los feligreses de asistir a Misa al aire libre. Probablemente que existen muchas razones para esto. Una de ellas es que algunas misas están al aire libre, y otras las digo yo solo en la iglesia con la oportunidad de que las personas permanezcan en la propiedad al aire libre y reciban la comunión en el momento adecuado durante la misa. Esto ha sido muy confuso para las personas, lo cual entiendo, pero es la única forma en que podemos continuar transmitiendo en vivo la Misa a las personas que necesitan quedarse en casa. No podemos transmitir en vivo desde el exterior. Obviamente, muchos de nuestros feligreses todavía no se sienten seguros al salir, lo cual es perfectamente comprensible. Además, estoy seguro de que muchos feligreses no están informados de lo que estamos haciendo, lo cual también es comprensible. Algunos han pensado que la "reapertura" significa que estamos de vuelta en el edificio. Eso aún no es parte de las pautas del obispo. Estamos haciendo todo lo posible para seguir sus instrucciones. Por el momento, continuaremos como estamos y tomaremos un día a la vez. Además, pido que aquellos que desean venir a misa al aire libre continúen haciendo reservaciones por teléfono día a día. Cuando tengamos una mejor idea de cómo se verán las cosas después de unos días más, consideraremos otras opciones. Muchos saben que el presidente Trump anunció que quiere que las iglesias abran de inmediato. No tengo idea de lo que eso significa para nosotros. Tendremos otra conferencia telefónica con el obispo este jueves. Espero que sepamos más entonces. Como siempre, gracias a quienes continúan apoyando a la parroquia financieramente y ofreciéndome palabras de aliento. Les estoy muy agradecido. Un breve pensamiento espiritual para este séptimo domingo después de Pascua En esta parte particular del año litúrgico, estamos "reviviendo" espiritualmente esos nueve días entre la Ascensión y Pentecostés que los Apóstoles y María pasaron en el aposento alto esperando la venida del Espíritu Santo. Según el capítulo dos de Hechos, "se dedicaron unánimemente a la oración". Me parece que este período entre la Ascensión y Pentecostés es un tiempo privilegiado de oración en imitación de los Apóstoles y María. Si bien estos nueve días quizás no sean el origen de la costumbre de la oración de la novena de nueve días, no hay razón para no usarlos como tales. Parece que la costumbre de la novena tiene su origen en la Edad Media en España y Francia con una preparación de nueve días para la Fiesta de Navidad. El número nueve representaba los nueve meses que el Señor pasó en el vientre de la Santísima Madre. Novenas de este tipo llegaron a celebrarse en relación con otras fiestas, especialmente las de santos particulares y la Santísima Virgen pide gracias o favores particulares. A menudo, estas gracias o favores solicitados tenían que ver con la recuperación de la salud. En una época en que la ciencia médica no estaba bien desarrollada, uno puede imaginar que los fieles acudirían fácilmente a los santos y a la Virgen en busca de ayuda. Añadiría, sin duda, que en un momento en que percibimos que la ciencia médica está muy avanzada, muchos de los que han contraído alguna enfermedad grave han recurrido a la Santísima Madre y a los santos en busca de ayuda. Muchos ya han dirigido su atención a estos intercesores para pedir su ayuda en esta época de Coronavirus. Estos nueve días entre los dos grandes eventos en la vida del Señor y Su Iglesia, la Ascensión y el Pentecostés, seguramente son un momento privilegiado para recurrir a Nuestra Señora y los santos para pedirle a Nuestro Señor que nos traiga el resto del camino a través de la peste. |