The Assumption: Summary of Leonard Porter's notes for St. Mary’s altarpiece (Part 1) According to apocryphal legend, i.e. not Scriptural, at the end of her life Mary prayed that all the Apostles be with her in her final moments on earth. This was granted miraculously as the Apostles at that time were not all still living, and some were far from the place of her Assumption. The Church does not specify whether Mary died or was simply assumed into heaven without dying (both traditions exist). The Apostles found flowers growing in her tomb and her body missing. According to one version of the legend, Thomas arrived late to the gathering and characteristically refused to believe that Mary had been assumed into heaven. Mary let down her cincture (belt) as a token of proof so that he might believe. Mary’s role in the Church is twofold: she represents the ideal follower of Christ who submits herself unquestioningly to the will of God, and as the Mother of God and the Queen of Heaven and Earth she intercedes for the Church. The painting tries to portray both roles simultaneously. Her gaze is lifted up to Heaven while her arms reach out as if to embrace the world. The “movement” of the figure of the Virgin is upward to capture the event of her Assumption. The cloud on which she stands contributes to this “movement” and also represents the power and presence of God. She is shown in a shower of light “clothed with the sun and with the moon under her feet” and surrounded by the choirs of angels, both of which are derived from the symbolism of the Book of Revelation (see 12:1). Her clothing of red and blue symbolically represent the humanity and divinity of Christ, i.e. red is the color of flesh and blood (Christ’s humanity), and blue is the color of the sky or Heaven (Christ’s divinity). The “new life” heralded by the Gospel is symbolized by the heavenly light and angels in the upper register of the image while the lower register shows a dark world populated by aging and decaying men. The sense of the darkness of the world without the light of Christ, and it’s passing nature, is underscored by the ruins seen in the background. The Apostles are shown in various emotional states, some contemplative, some in awe of the miracle. St. Peter is in front on his knees holding the keys to the Kingdom given to him by Christ. St. Andrew is behind him to the left in orange and violet gazing into the empty tomb. St. John the Beloved Disciple is seated to the right of Peter in green and red. St. Matthew, in red standing behind Peter, holds a scroll alluding to his gospel. St. James, in blue standing at the right side of John, is shown with the shell of a pilgrim. His presence was miraculous since he died before the Virgin. (Recall that, according to the legend, Mary had prayed that all the Apostles might be together at this moment). Other Apostles may have been martyred by this time, and those still alive were certainly spread about the Mediterranean world evangelizing. Doubting Thomas stands at the right hand of James holding the cincture or belt as the proof of the miracle. As the belt was Mary’s gift to Thomas as proof of the miracle, so the Assumption itself is God’s gift to us as proof of the afterlife, i.e. the Resurrection of the Body and the ultimate unity of our glorified bodies and souls for all of eternity in the presence of God. (To be continued). |
La Asunción: Resumen de las notas de Leonard Porter sobre el Retablo (la Pintura de la Asunción de la Virgen en el Altar Mayor) (Primera Parte) Según la leyenda apócrifa, es decir, no bíblica, al final de su vida, María oró para que todos los apóstoles estuvieran con ella en sus últimos momentos en la tierra. Este deseo se le cumplió milagrosamente ya que los Apóstoles en ese momento no vivían todos, y algunos estaban lejos del lugar de su Asunción. La Iglesia no especifica si María murió o simplemente fue asunta al cielo en vida (ambas tradiciones existen). Los apóstoles encontraron cultivos de flores en su tumba y no encontraron su cuerpo. Según una versión de la leyenda, Tomás llegó tarde a la reunión y característicamente se negó a creer que María había sido asunta al cielo. María dejó caer su cinturón como prueba para que él pudiera creer. El papel de María en la Iglesia es doble: En primer lugar representa a la discípula ideal de Cristo que se somete incuestionablemente a la voluntad de Dios; y en segundo lugar, como Madre de Dios y Reina del Cielo y de la Tierra, intercede por la Iglesia. El cuadro de la Virgen interpreta ambos roles simultáneamente. Su mirada se eleva hacia el cielo mientras sus brazos se extienden como para abrazar el mundo. El "movimiento" de la figura de la Virgen es ascendente para capturar el evento de su Asunción. La nube en la que se encuentra contribuye a este "movimiento" y también representa el poder y la presencia de Dios. Se la muestra en una lluvia de luz "vestida del sol con la luna bajo sus pies" y rodeada por los coros de ángeles, los cuales se derivan del simbolismo del Libro de Apocalipsis (12:1). Su ropa de rojo y azul representa simbólicamente la humanidad y la divinidad de Cristo, es decir, el rojo es el color de la carne y la sangre (la humanidad de Cristo), y el azul es el color del cielo (la divinidad de Cristo). La "nueva vida" anunciada por el Evangelio está simbolizada por la luz celestial y los ángeles en la parte superior de la imagen, mientras que en la parte inferior se muestra un mundo oscuro poblado por hombres viejos y en descomposición. El sentido de la oscuridad del mundo sin la luz de Cristo, y su naturaleza pasajera, se destaca por las ruinas que se ven en el fondo. Los apóstoles se muestran en varios estados emocionales, algunos contemplativos, y otros asombrados por el milagro. San Pedro está de rodillas adelante con las llaves del reino que Cristo le dio. San Andrés está detrás de él a la izquierda en anaranjado y violeta mirando hacia la tumba vacía. San Juan el discípulo amado está sentado a la derecha de Pedro en verde y rojo. San Mateo, en rojo está parado detrás de Pedro, sosteniendo un pergamino alusivo a su evangelio. Santiago, de pie y de vestimenta azul se encuentra al lado derecho de Juan, sosteniendo la concha del peregrino. La presencia de Santiago fue milagrosa ya que había muerto antes que la Virgen. (Recordemos que, según la leyenda, María había rezado para que todos los apóstoles pudieran estar juntos en este momento). Otros apóstoles puede que ya hubieran sido martirizados al momento de la Asunción de María, y los que aun estaban vivos se encontraban diseminados evangelizando por todo el Mediterráneo. Santo Tomas, el incrédulo, se encuentra a la mano derecha de Santiago sosteniendo el cinturón de la Virgen como prueba del milagro. De la misma manera que el cinturón representa el regalo de la Virgen María a Tomás como prueba del milagro, así también la Asunción misma es el regalo de Dios para nosotros como prueba de la vida futura, es decir, la Resurrección del Cuerpo y la unidad final de nuestros cuerpos y almas glorificados por toda la eternidad en la presencia de Dios. (Continuará). |