Some thoughts for the Fourth Week of Lent
Yesterday (Sunday) I offered all of our usual Masses in their proper forms and languages and at their proper times for the intentions as noted in the bulletin, praying especially for an end to the current pandemic and all affected by it. I offered those Masses in our chapel in the rectory, as we are doing our best to avoid the spread of the Coronavirus by avoiding human contact by gathering people in the church. While this situation is not optimal, it seems necessary at the moment. While speaking with friends on the telephone over the course of the last few days, they seemed surprised that I was offering the all Masses according to schedule. I explained to them that each Mass (normally) has an intention attached to it, with a monetary offering having been made for it. It is the obligation of the pastor of a parish to see to it that each intention is fulfilled, i.e. that each Mass for which an offering has been made is actually offered. He may offer it, or he may see to it that another priest offers it, but it is the pastor’s obligation to see that it be offered. It is also the pastor’s obligation to see to it that one Mass on every Sunday and holy day of obligation is offered “pro populo” i.e. for the intentions of the people of the parish both living and deceased. This obligation is expressed in the Church’s official law known as The Code of Canon Law (namely CIC 534, most recently updated in 1983). Naturally, any priest would prefer to offer Mass with at least some of his flock present. But whether people are present or not ultimately has no bearing on whether the Sacrifice is completed. It is easy in our time to think that if none of the faithful is present there is no need to offer the Mass. But such is not the case. Every time the Mass is offered by a priest, in the presence of some of the faithful or not, the saving work of Christ on the Cross is made present again and its effects are continued. It is, in fact, equally important that priests continue to offer Mass when none of the faithful can be present in order that the grace of Christ’s Sacrifice continue to be made present to the world. While the prayers of the faithful certainly contribute to the Church’s offering to God through, with, and in Christ, that offering cannot be made without a priest. This is the mysterious way in which God has arranged things in light of Christ’s sacrificial priesthood, and in light of the theology of the priesthood of Christ in which bishops and priests share. While we are unable to come together as a parish, I encourage all of you to unite yourselves with the offering of the Mass at the appropriate times. I am doing my best to offer the Masses at the same times I would as if nothing had changed. I continue to hope that soon we will have the ability to broadcast (livestream) the Masses from St, Mary’s. Until then, there are plenty of opportunities to view it elsewhere, and we pray for the day when we can be together again physically as a parish. Father Ringley |
Pensamientos para la Cuarta Semana de Cuaresma
Ayer (domingo) ofrecí todas las misas del fin de semana tal y como estaban programadas, en los distintos idiomas, a las horas que fueron solicitadas y por las intenciones respectivas, como aparecen en el boletin. Tambien he estado orando por el fin de esta pandemia y por todos los que han sido afectados. Celebre las Misas en nuestra capilla en la rectoría, ya que estamos haciendo todo lo posible para evitar la propagación del Coronavirus evitando el contacto humano al reunir personas en la iglesia. Si bien esta situación no es óptima, parece necesaria en este momento. Mientras hablaba con amigos por teléfono en el transcurso de los últimos días, parecían sorprendidos de que estuviera ofreciendo todas las misas según lo programado. Les expliqué que cada Misa (normalmente) tiene una intención adjunta, con una ofrenda monetaria hecha para ello. Es obligación del parroco de una parroquia velar por que se cumpla cada intención, es decir, que cada Misa por la que se ha hecho una ofrenda se ofrezca realmente. Puede ofrecerla el parroco, o puede asegurarse de que otro sacerdote lo ofrezca, pero es mi obligación como parroco de Santa Maria asegurarme de que se ofrezca. También es mi obligación como parroco, asegurarme de que se ofrezca una misa todos los domingos y días de obligación por las intenciones de los feligreses de la parroquia, tanto vivos como fallecidos. Esta obligación se expresa en la ley oficial de la Iglesia conocida como El Código de Derecho Canónico (es decir, CIC 534, actualizada más recientemente en 1983). Naturalmente, cualquier sacerdote preferiría ofrecer misa con al menos parte de su rebaño presente. Pero si las personas están presentes o no es irrelevante, lo importante es celebrar la Misa. Es fácil en nuestros tiempos pensar que si ninguno de los fieles está presente no hay necesidad de ofrecer la Misa. Pero ese no es el caso. Cada vez que un sacerdote ofrece la misa, en presencia de algunos fieles o no, la obra salvadora de Cristo en la Cruz se hace presente nuevamente y sus efectos continúan. De hecho, es igualmente importante que los sacerdotes continúen ofreciendo misa cuando ninguno de los fieles pueda estar presente para que la gracia del sacrificio de Cristo continúe presente en el mundo. Si bien las oraciones de los fieles ciertamente contribuyen a la ofrenda de la Iglesia a Dios a través de Cristo, con Cristo y en Cristo, esa ofrenda no puede hacerse sin un sacerdote. Esta es la forma misteriosa en la que Dios ha organizado las cosas a la luz del sacerdocio sacrificional de Cristo, y a la luz de la teología del sacerdocio de Cristo en la que comparten obispos y sacerdotes. Si bien no podemos unirnos fisicamente como parroquia, les animo a todos a unirse a mi mientras celebro la Misa durante las horas en que estamos acostumbrados a asistir a Misa en nuestra Iglesia. Estoy haciendo todo lo posible para ofrecer las Misas al mismo tiempo que lo haría como si nada hubiera cambiado. Sigo esperando que pronto tengamos la capacidad de transmitir (transmisión en vivo) las Misas desde St. Mary's. Hasta que eso sucesa, hay muchas oportunidades para ver la Santa Misa en otros canales de televion o en Internet. Sigamos rezando para que pronto podamos celebrar juntos fisicamente en nuestra querida parroquia. Padre Ringley |